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Esta experimentación seria
un gran aporte en las construcciones que nuestro mundo necesita actualmente,
puesto que en algunos países los espacios son cada vez más pequeños y podría
evitarse derrumbes ante fuerzas o fenómenos de la naturaleza.
Este proyecto explica que se
trabajara de la siguiente manera: El
polímero se calienta usando directamente cables eléctricos. Una vez que la
temperatura supera los 62 grados Celsius se hace elástico, permitiendo que el
edificio se doble y gire. Areti Markopoulou, el responsable del proyecto, asegura
lo siguiente: “Podríamos llevar nuestras casas encima como algunos animales y
transformarlas dependiendo de nuestras necesidades: si tenemos una familia
numerosa podemos ampliarla o si necesitamos más transparencia y translucidez
debido a la luz y la temperatura exterior. Así que nuestra casa podría
adaptarse a todo esto. Podríamos incluso meterla en el bolsillo y después
desplegarla y crear una estructura en tres dimensiones”.
Por
lo tanto, es correcto que este proyecto continúe ya que podría evitar que se
talen árboles o que obliguen a los niños a trabajar para elaborar ladrillos y
va a ayudar a nuestro mundo en el futuro.
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