En
febrero del 2013, un adolescente de 14 años murió de una aneurisma cerebral.
Tras su tragedia su familia decidió donar sus órganos haciendo que se salven 12
vidas. El Perú es el segundo país con menos donantes en Sudamérica según la Organización
Nacional de Donantes y Trasplantes (ONDT). En el 2011, el Perú llegó a los 650 trasplantes,
la cifra más alta en el período 2009 – 2013. El país que encabeza la lista con más
donantes es España con 35,1 donantes por millón, en Sudamérica los primeros en
la lista son: Uruguay (15,9 donantes por millón) y Argentina (15,3 donantes por
millón). El Ministerio de Salud dio a conocer que el 70% está a favor de la
donación, pero cuando se le preguntó si la autorizarían en un familiar
fallecido, el apoyo se redujo al 30% y solo el 13% dijo que sí a la donación en
su DNI. Sin embargo, la ley del Perú establece que, a pesar de si una persona
quisiera donar sus órganos después de morir, los médicos deben preguntar a los
familiares si estos autorizan dicha acción. Es por esto es que se pierde una
buena cantidad de donantes: con esos órganos donados se podrían salvar vidas de
adultos mayores, recién nacidos, niños, etc. Existen 8000 personas en la lista
de espera de órganos, pero, cada día que pasa, la esperanza se les va acabando.
Por eso, cuando una persona decide donar los órganos de su familiar fallecido,
los doctores antes de retirar los órganos le rinden tributo a ese donante y a
su valioso gesto. Los pacientes dependen de un acto solidario que les salve las
vidas y que sus familiares y seres queridos abracen esa esperanza que le dio
una persona anónima que con su muerte los volvió a la vida.
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