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viernes, 28 de noviembre de 2014

¿Listos para ir a Marte?


La llegada del hombre a Marte apunta al siguiente gran paso en la parte de la exploración espacial pero pese a los proyectos en marcha, con compañías como MarsOne, un estudio revela que la tecnología actual no está preparada y la tripulación moriría en los primeros 68 días de un viaje que dura más de 6 meses. Las plantas que están previstas que lleven los colonos para alimentarse “producirían un exceso de oxígeno lo que llevaría a muerte por asfixia de la tripulación”, explico a la agencia EFE Sydney Do, doctorando el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston. Do ha analizado junto con otros cuatro compañeros el proyecto de MarsOne, que propone establecer un asentamiento humano a partir de 2024, para el que ya ha empezado a seleccionar candidatos en un proceso que tienen previsto emitir en un programa de telerrealidad. Ante las opiniones a favor y en contra en la comunidad científica sobre este proyecto privado, los investigadores quisieron analizar por sí mismos y sin prejuicios si la misión es viable o no, tal y como la plantea la compañía.

 “Una es que la tecnología es muy similar a la que está a bordo de la Estación Espacial Internacional y la otra es que no es necesaria nueva tecnología”, explica Do, quien indicó que teniendo en cuenta esas dos premisas utilizaron los datos de los manuales públicos de la NASA y del laboratorio espacial.
Los datos indican que la acumulación de oxígeno podría, además de provocar la asfixia de los tripulantes, aumentar el riesgo de incendio de la cabina. Para evitarlo, Do explica que las plantas deberían ir en otro módulo aislado o habría que emplear un sistema para eliminar el oxígeno extra acumulado, algo que todavía no existe. Así las cosas, “nuestro nivel actual de tecnología no está preparado para hacer esta misión y usando la tecnología actual la misión será mucho más cara de operar a lo largo del tiempo”.

Divulgadora Científica: Andrea Herrera, 13 años.                                           Fuente: El Comercio, noviembre 2014.

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